Migraciones Sur-Norte

Durante los primeros diez años del s.XXI la Región de Murcia se convirtió en una de las principales áreas receptoras de inmigrantes laborales, en particular, si la llegada de población extranjera  en 1998 apenas representaba uno de cada 100 habitantes, en el año 2002 se acercaba a valores de uno de cada diez, manteniéndose la situación hasta aproximadamente el año 2006 cuando la crisis económica en que se vio sumido el país hizo que estas cifras se moderaran.

Desde esta perspectiva se entienden las migraciones Sur-Norte como aquellas de índole laboral, en las que la población se desplaza por motivos de trabajo, procedente en su mayoría de países vecinos que llegan al de destino en busca de mejores posibilidades económicas.

A partir de la segunda mitad del s.XX la caída de la natalidad y el envejecimiento de la población española, además de la creciente actividad económica vinculada a la construcción y la actividad hortofrutícola, hicieron que el país pasase de ser eminentemente emigrante a inmigrante, lo que se plasmó en un cambio radical no solo social o político sino también cultural y urbano, entre otros.

La catalogada como inmigración laboral ha tenido una fuerte incidencia en los parámetros descritos anteriormente sobre todo en la mitad sur de la península, debido en gran parte a su posición de frontera geográfica abierta al Mediterráneo y próxima al Norte de África, lo que ha favorecido tanto las entradas como las salidas de inmigrantes cuya principal procedencia ha sido iberoamericana, Ecuador, y norteafricana, Marruecos, para buscar posibilidades en los sectores de la industria agroalimentaria, la construcción y el servicio doméstico, principalmente.

Del análisis de la ocupación de vivienda, modos de tenencia y patrones de acceso a la misma por parte de este colectivo al establecerse en el país de origen, así como de la distribución territorial ocupada, podemos extraer datos que ayuden a mejorar las descentralizadas políticas de vivienda en materia de inmigración, así como a generar la integración de sus lugares de establecimiento o residencia.

Si en ocasiones los espacios ocupados por estos inmigrantes han tendido a la guetificación, asilamiento y exclusión, también en otras han sido capaces de dotar de nuevos usos a los vacíos urbanos reinterpretando su ocupación.

El espacio urbano ha transcurrido, durante el periodo de tiempo analizado, como una unión de flujos globales que han producido diversas transformaciones del conjunto de la ciudad creando nuevos usos y modificando los ya existentes. El estudio de estas estrategias de transformación urbana fomentará la tolerancia o recepción de las mismas, que a través de la diversidad cultural  pueden llegar a crear espacios de amplia riqueza “interétnica”.

Entender los “encuentros interétnicos” como una ventaja, más que como un problema de elevada trascendencia socio-cultural ayudará a crear espacios multiculturales y por lo tanto, espacios globales.

El ámbito de esta investigación parte del análisis de  nuevos modelos urbanos que tengan su base en la integración étnica y en la reutilización de espacios intersticiales de la ciudad.